EL FOMENTO DE LA LECTURA
Las etapa de secundaria y bachillerato son claves para despertar el interés
del alumno por la lectura, interés que le acompañará, felizmente, durante toda
la vida.
El punto esencial está en determinar con qué tipo de obras
queremos que nuestros alumnos se formen como lectores. Es importante entonces, aclarar que la finalidad de la escuela es
desarrollar la lectura con criterio, si
bien es cierto que debemos elegir obras lo más motivadoras posible, la
motivación a la lectura nunca debe llevarnos a elegir obras del gusto
adolescente, o simples best sellers. Para ello ya está la industria editorial y
las listas de ventas. La labor de la escuela es acercarles a los clásicos,
hacerles comprobar que un clásico no es sinónimo de libro aburrido, sino de lectura
fascinante que guarda siempre un tesoro escondido que trasciende el tiempo y nos pone en
comunicación con otras épocas, otras culturas….
No son obras de interpretación plana, al contrario, poseen
varios diversas lecturas y despiertan el espíritu crítico y el desarrollo
del gusto estético. La lectura de un
clásico le supone al alumno un reto intelectual
y amplía sus gustos. Si desde la escuela no fomentamos los clásicos
daremos a nuestros alumnos lo que ellos, sin necesidad de magisterio alguno, elegirían,
por tanto, sus gustos serán siempre los mismos, no encontrarán muchos de ellos
la necesidad de ampliarlos.
También hay que demoler esa frase a veces emitida con la
mejor de las intenciones, pero equivocada de “lo importante es que lea, lo que
sea, pero que lea”, es como pensar que da igual el tipo de cine que se
vea, o el tipo de amigos que se
frecuenten. En ocasiones un libro malo no sólo no aporta nada, sino que puede
ser pernicioso, no sirve para el enriquecimiento personal sino para una evasión
fácil, cumple, pues, la función del culebrón televisivo llevando al adocenamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario